Resonar, remover, recrear y reinventar maneras de relacionarnos con la música y el silencio. El movimiento, la danza y la quietud. La creación como un proceso en el que puedo transformarme hacia lo armónico o lo caótico que habita en mi. Cada música contiene alguna resonancia con nuestro mundo interno. Hay músicas que nos evocan el aspecto de la energía y la vitalidad, pudiendo despertar lo instintivo o lo inconsciente en nosotros. Otras nos invitan a sentir y emocionarnos. Otras nos abren las puertas a la imaginación o el mundo mágico. Y otras contienen la posibilidad de transportarnos hasta sentimientos sutiles como la belleza, lo espiritual o lo místico.
Este gran abanico de posibilidades nos permitirá trazar un recuerdo por diferentes aspectos y niveles de nuestra personalidad, dejando que el cuerpo se convierta en un vehículo donde estas resonancias se expresen y poniendo la atención no tanto en obtener algo concreto sino en lo que vamos transformando y creando mientras nos abrimos a este proceso. Para ello nos apoyaremos en la exploración musical desde diferentes centros energéticos (chakras), la voz, el movimiento expresivo, materiales plásticos y propuestas de centramiento y meditación.
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